Em entrevita ao diário Olé, D'Alessandro falou sobre os próximos seis meses na argentina: Quer ganhar um titulo para o River.
"Eu quero um título e provar que não voltei a toa."
Falou sobre a saida de vários jogadores do plantel Campeão da Libertadores de 2015 e como o time está se ajustando a nova equipe.
"Quando você é equipe campeã, com os jogadores de Seleção, certo que a Europa virá para a contratar alguns. Graças a Deus que River ganhou tudo e tem uma chance de vender, mas o futebol fica desarmado, sem uma base que deu muito ao clube."
Sobre ser Capitão, disse que Gallardo que sabe o que deve ser feito. Mas que sempre vai apoiar, é o seu jeito.
"Eu fui por cinco anos Capitão no Brasil e sempre disse que o vestiário deve ser sagrado, as coisas não podem sair de lá e se eles sairem é porque há um problema.
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Sobre ficar na Argentina, disse que as crianças sentem muita falta de Porto alegre, e que devem voltar a morar aqui.
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"E a minha ideia é viver lá. Para depois do futebol, nós gostamos da cidade e meus filhos pesam sobre a decisão: eles sentem falta Porto Alegre.
Martina tem 10 anos de idade, Santino tem oito e o bebê, que é brasileiro, 11 meses. E minha menina chegou ao Brasil com dois anos e o menino com dois meses. Eles são praticamente gaúchos. Agora nós fomos de férias e os perdemos uma semana, porque eles ficaram dorminando nas casas dos seus amigos. Com minha esposa sentimos que este é o lugar para eles. Estou numa fase da minha vida em que eu não quero forçar nada, mas dar-lhes o melhor. E se o melhor é que, se tem que voltar, a idéia é instalar-se lá."
D'Ale falou sobre as redes sociais e o que se fala dele, como lida com isso.
"Não é divertido. Há muitos que conseguem isolar-se de tudo. Eu acho espetacular, mas eu tento e não consigo. Eu preciso saber o que acontece e o que é dito. Tudo na sua medida. Tudo tem um limite. Mesmo que pare de jogar futebol, tudo em torno dele irá me interessa. Eu tento separar a crítica e a opinião, o que vale a pena e o que não. Isso faz uns dois anos. Antes que eu tinho raiva de todo. Hoje se me critica alguém que eu não me interesso, deixo de lado."
Sobre o futuro no River, esses próximo seis meses que ainda lhe restam de Clube, que tem duas competições importantes falou:
"Eu não gostaria de falar sobre estar ou não sestar, eu prefiro falar sobre estes seis meses que me restam de contrato. Então, depois eu tenho um ano no Inter, mas há eleições no final deste ano e ninguém sabe o que vai acontecer. Vamos ver o que acontece. Penso na Recopa, que é um título importante!
Entrevista completa!
"En River no hay mucho tiempo"
El Cabezón D'Alessandro, a solas con Olé, habla de todo: las presiones, la Libertadores que se fue, las ganas de que Boca no llegue a la final y su deseo. "Quiero un título y demostrar que no volví al pedo".
¿Qué motivos encontraron del flojo rendimiento del semestre pasado?
-Hablamos en el grupo y tenemos la espina porque sentíamos que podíamos pasar a cuartos de final. Si bien no encontramos un nivel parejo, tuvimos buenos y malos momentos. Pero la Copa es eso y en los mano a mano empieza otra Copa. Nos complicó el penal sobre la hora en Ecuador.
-Aunque más allá de ese cruce con Independiente del Valle, no jugaron bien en general.
-Sí, nosotros nos sentimos en deuda, tenemos que mejorar. Es parte de un proceso que viene desde hace mucho. En Inter (de Porto Alegre) me pasó: cuando ganás todo y llegás a un nivel superlativo, después es normal que tengas una caída, una meseta que te obliga a volver a pensar. Tocó justo en el momento que volví a River, pero uno no elige ese momento.
-¿Es importante, como dijiste, que para salir de esa meseta no se vayan más jugadores?
-Ojalá. No es fácil. Cuando sos un equipo campeón, con jugadores de Selección, desde Europa te los vienen a buscar. Gracias a Dios que River ganó todo y tiene la chance de vender, pero futbolísticamente se desarma una base que le dio mucho al club. Esperemos mantener una mínima base para poder rearmar el equipo junto con los que vengan, sabiendo que en River no hay mucho tiempo. El resultado tiene que ser inmediato. No es fácil ponerse la camiseta de River y jugar.
"Quiero demostrar que no vine al pedo"
-En este semestre te quedan dos balas: la Recopa y la Copa Argentina para dejar a River en la Libertadores 2017, aunque no vayas a estar.
-No quisiera hablar de estar o no estar, prefiero hablar de estos seis meses que me quedan de contrato. Después tengo un año en el Inter, pero hay elecciones a fin de año y nadie sabe qué va a pasar. Veremos qué sucede. Pienso en la Recopa, que es un título importante porque te da currículum.
-Una estrella internacional con River que todavía no tenés.
-Sí. Pero lo importante es volver y ganar algo. Hoy se instaló eso: “Tiene que volver y tiene que ganar” porque se dieron varios casos así.
-Aunque no siempre fueron tan inmediatos el regreso y la vuelta olímpica.
-Diego Milito y Verón tuvieron su proceso para ganar cosas, pero en mi caso existe un tiempo corto y trataré de hacer lo imposible para ganar lo que haya que jugar en estos seis meses que se vienen.
-Gallardo te dijo que vas a ser uno de los referentes. ¿Te sentís cómodo en ese lugar?
-Es un proceso también. Cuando llegué lo dije: la historia que tenía en River nadie me la iba a sacar. Viví Infantiles, Inferiores, colegio... Más de 15 años. Aunque había que pasar un proceso, no podía llegar y pisar fuerte. Tenía que volver tranquilo, conocer al grupo, meterme en el ambiente y conocerlos. Ahora, naturalmente se dio que se fueron muchos y hemos quedado los más grandes.
-¿Hablaron de quién va a ser el capitán?
-No. Lo que se habla en el vestuario, a mi manera de ver, queda en el vestuario. Trato de dejarlo ahí. El vestuario es sagrado. Es otra de las cosas que se ha perdido. Yo fui cinco años capitán en Brasil y les inculcaba que el vestuario tiene que ser sagrado, las cosas no pueden salir de ahí y si salen es porque hay algún problema. Si a vos te pierde el baño, es porque algún caño está perdiendo. Algún problema tenés y hay que arreglarlo. Blindar el vestuario es clave para tener un grupo fuerte.
-¿Y cómo ves al grupo con las bajas que sufrió en este tiempo?
-Bien. El vestuario tiene unos pibes bárbaros, me recibieron muy bien, como si los conociera desde hace mucho. Había distancia con algunos no sé si por miedo o por respeto... Pasa que ahora hay muchos chicos. Antes era más parejo. Yo para empezar a jugar tuve que esperar a Gallardo, Aimar y Ortega, y fui aprendiendo de ellos. Ahora los pibes suben a Primera y juegan. Se perdió esa franja de jugadores de 24, 25 y 26 años. Pero cambió todo. Cambió el país, es otra época y el fútbol está inmerso en una locura importante.
-¿Te sorprendió o sabías lo que ibas a encontrar?
-El tema es que hasta que no lo vivís de cerca... Siempre volvía a la Argentina de vacaciones, tenía dos días y viajaba para ver a mis viejos. Eu foi o capitão cinco anos no Brasil e instila o figurino deve ser sagrado, as coisas não podem ir lá e se eles deixam é porque há um problema.Te dicen “me echaron del laburo”, “está difícil”, y trato de ayudarlos. Son amigos de la infancia que siempre estuvieron a mi lado.
-Entonces sabías a qué Argentina venías.
-Sí, pero llegué y me di cuenta de que hay una locura importante. Y en el fúbol... Veía que había cambiado, pero adentro de la cancha es diferente a lo que ves en la tele.
-Deportivamente tu gran meta era la Copa y se les escapó...
-Sí, o hacer una Copa mucho mejor de la que hicimos. Me parece que fue injusta, no por el nivel que tuvimos, que no fue muy alto, pero en el momento del mano a mano merecíamos pasar.
-¿Qué se decían en la cancha contra los ecuatorianos?
-Nosotros intentamos hasta más no poder. No lo podíamos creer. Volví a ver el partido y fueron más de 20 situaciones de gol. Lo peor fue ver al arquero comerse cuatro goles una semana después. ¡Nos queríamos matar! Tuvo su noche justo contra nosotros. No nos dejó ni un rebote... Cosas que pasan: en un partido de diez pasa algo así.
-¿Da bronca ver a Independiente del Valle que va a jugar la semifinal con Boca?
-Da, da. Da bronca porque de repente era nuestro lugar. Creo que lo merecíamos. Hoy con la camisa ya no gana nadie, tenés que demostrarlo en la cancha y creo que lo merecimos. En el Monumental podríamos haber goleado, pero cuando no es, no es. Cuando tiene que ser, como el año pasado, cuando River entró por la ventaja y después barrió a todos, es. Esta Copa no era para nosotros. Descuidamos un poquito el campeonato pero el objetivo era la Copa y no tenemos por qué arrepentirnos porque hicimos todo lo posible para que nos fuera bien en los dos torneos.
-¿Y todavía te duele la eliminación?
-Sí, porque son posibilidades que no sabés si te van a volver a tocar. Estoy en una edad...
-¿Fantaseabas con la foto besando la Libertadores?
-Al menos hacer una buena Copa. Volví a un River campeón, que tenía una muy buena base, jugadores de experiencia que ganaron todo. Pero no me arrepiento de nada. El resultado no fue el esperado, hubiese querido que nos vaya mejor.
-¿Ahora hay que hacerse hincha de Independiente del Valle?
-Sí, pero no por Boca. La primera lectura que hago es que por ahí perdimos con el campeón...
-...
-Por ahí si perdés con el campeón es un poquito más suave. Y después obviamente por la rivalidad que hay con Boca, mejor que no pase a la final.
-¿Querías tatuarte la Libertadores como tenés las tres copas que ganaste con Inter?
-Me hubiera gustado. Volví para ganar cosas. Ese es el objetivo y trataremos en estos seis meses conseguir los objetivos grupales. Y a nivel personal la meta también es ganar algún título y demostrar que no volví al pedo, demostrar que volví bien, entero. A pesar de que pasaron muchos años y todo lo que se dijo...
-¿En estos seis meses que te quedan del préstamo querés demostrar que estás entero?
-Desde que llegué en enero quiero demostrarlo.
-Pero las lesiones no te dejaron tener continuidad...
-Lesiones pueden tener todos. “Está viejo, se lesionó”, decían. Pero un pibe de 20 años también se lesiona. Hay muchas cosas que envuelven una lesión. Yo venía de hacer la pretemporada con el Inter y emocionalmente me jugó en contra volver a River después de mucho tiempo. No fue porque estaba mal físicamente. Y contra San Lorenzo, puede ser también. Veníamos de la eliminación de la Copa y tenía que enfrentar a un club que también me había abierto las puertas en su momento.
-Aimar, Saviola y Lucho González volvieron y terminaron yéndose solos, sin poder cumplir lo que querían. ¿Vos querés romper con esa racha?
-No me quiero meter en los casos individuales. Yo puedo hablar de mí: física y futbolísticamente venía de una situación muy buena, jugando 60-70 partidos por temporada durante ocho años seguidos a un nivel muy bueno. Son casos diferentes, cada uno con sus cosas. Yo tenía confianza en que me podía adaptar de la mejor manera y creo que así fue. Me adapté normal, el fútbol está más rápido, te pegan más, hay más chicos a los que doblás en edad y hay que meterse porque si te quedás atrás, sonaste.
-¿Gallardo te pide algo en especial?
-Me da libertad para jugar, pero obviamente con algunas ideas que quiere que haga en la cancha.
-¿Te sentís más cómodo arrancando por derecha?
-Depende el partido, pero casi siempre me queda mejor el perfil. Es costumbre también porque los últimos años en Brasil jugué por derecha en un 4-3-3.
-¿Es parte del cambio físico? Porque siempre te gustó ir a buscar la pelota muy cerca del volante central.
-El esfuerzo que hacía hace diez años, hoy no lo puedo hacer. El fútbol argentino te obliga a mucho esfuerzo físico, mucho roce, mucha pelea. No se juega tan bien, es más friccionado. Entonces hay que ser más inteligente para aprovechar los espacios, no bajar tanto a buscar la pelota, aunque me cuesta porque si pasan dos o tres minutos sin tocarla me siento afuera del partido. Pero Marcelo no quiere que retroceda tanto sino que desequilibre de tres cuartos de cancha en adelante.
-¿Te cuesta convivir con las redes sociales y con todo lo que dicen los hinchas ahí?
-Es bastante complicado. Yo siempre digo que las redes sociales son el escudo del cobarde. ¿Sabés los mensajes que me llegaban en los últimos años? Me puteaban, me decían “te esperamos en Núñez”, “te vamos a matar”. Hinchas de River... No lo podía creer. Igual, lo tomo como de quien viene. Tengo Twitter, Facebook, Instagram, mi página, y gente que las maneja. Trato de no estar pendiente de eso todos los días porque si no te volvés loco. Aunque es bueno saber lo que pasa.
-¿Y podés no volverte loco cuando te putean?
-No es divertido. Hay muchos que consiguen aislarse de todo eso. Me parece espectacular, pero yo trato y no puedo. Necesito saber lo que pasa y lo que se dice. Todo en su justa medida. Todo tiene un límite. Aunque hasta que deje al fútbol, todo lo que lo rodea me va a interesar. Trato de separar la crítica y la opinión que vale la pena de la que no. Eso me lo dieron los años. Antes me enojaba por todo. Hoy me critica alguien que no me interesa y lo dejo de lado.
-¿Te fuiste a vivir a un country para estar más seguro?
-No. Sigo en Paternal. Busqué algo seguro para mi familia, pero en el barrio de siempre. Te soy sincero, nunca estoy tranquilo. Ahora, estando acá, trato de hablar varias veces por día, que me muestren a los nenes, saber adónde están porque nadie está exento de nada. Que vivas en un lugar más seguro no quita que vayas al supermercado y te pase algo. Te pone triste hablar de esto, aunque es la realidad y hay que adaptarse. En el barrio yo me siento como en casa, me conocen y es adonde más seguro me siento. Obviamente tomando los recaudos que creo necesarios.
-¿Estas cosas te llevan a querer volver a vivir en Porto Alegre?
-Es una idea que tengo desde hace bastante, no desde ahora. Yo tengo mi casa y un montón de cosas allá, hechas y también por hacer. Y mi idea es volver a vivir ahí. Más allá de lo futbolístico, nos gustó la ciudad y mis hijos pesan mucho en la decisión: ellos extrañan Porto Alegre. Argentina les encantó, pero fue complicado por el cambio de colegio y porque allá tienen a sus amiguitos. Martina tiene 10 años, Santino tiene ocho y el nene, que es brasilero, 11 meses. Y mi nena llegó a Brasil con dos años y el nene con dos meses. Son prácticamente gauchos. Ahora fuimos de vacaciones y los perdimos una semana porque se quedaban a dormir en las casas de sus amigos. Con mi mujer sentimos que ése es el lugar de ellos. Estoy en una etapa de mi vida en la que no quiero forzar nada sino darles lo mejor. Y si lo mejor es eso, el día que tenga que volver la idea es instalarse ahí.
-Además está cerca de la Argentina.
-Sí, claro. Mis viejos van cuando quieren, mis amigos hasta viajan en auto, se cagan de risa. Así que obviamente mi futuro tiene mucho que ver con esa decisión. Igual, lo tomo como de quien viene. Tengo Twitter, Facebook, Instagram, mi página, y gente que las maneja. Trato de no estar pendiente de eso todos los días porque si no te volvés loco. Aunque es bueno saber lo que pasa.
-¿Y podés no volverte loco cuando te putean?
-No es divertido. Hay muchos que consiguen aislarse de todo eso. Me parece espectacular, pero yo trato y no puedo. Necesito saber lo que pasa y lo que se dice. Todo en su justa medida. Todo tiene un límite. Aunque hasta que deje al fútbol, todo lo que lo rodea me va a interesar. Trato de separar la crítica y la opinión que vale la pena de la que no. Eso me lo dieron los años. Antes me enojaba por todo. Hoy me critica alguien que no me interesa y lo dejo de lado.
-¿Te fuiste a vivir a un country para estar más seguro?
-No. Sigo en Paternal. Busqué algo seguro para mi familia, pero en el barrio de siempre. Te soy sincero, nunca estoy tranquilo. Ahora, estando acá, trato de hablar varias veces por día, que me muestren a los nenes, saber adónde están porque nadie está exento de nada. Que vivas en un lugar más seguro no quita que vayas al supermercado y te pase algo. Te pone triste hablar de esto, aunque es la realidad y hay que adaptarse. En el barrio yo me siento como en casa, me conocen y es adonde más seguro me siento. Obviamente tomando los recaudos que creo necesarios.
-¿Estas cosas te llevan a querer volver a vivir en Porto Alegre?
-Es una idea que tengo desde hace bastante, no desde ahora. Yo tengo mi casa y un montón de cosas allá, hechas y también por hacer. Y mi idea es volver a vivir ahí. Más allá de lo futbolístico, nos gustó la ciudad y mis hijos pesan mucho en la decisión: ellos extrañan Porto Alegre. Argentina les encantó, pero fue complicado por el cambio de colegio y porque allá tienen a sus amiguitos. Martina tiene 10 años, Santino tiene ocho y el nene, que es brasilero, 11 meses. Y mi nena llegó a Brasil con dos años y el nene con dos meses. Son prácticamente gauchos. Ahora fuimos de vacaciones y los perdimos una semana porque se quedaban a dormir en las casas de sus amigos. Con mi mujer sentimos que ése es el lugar de ellos. Estoy en una etapa de mi vida en la que no quiero forzar nada sino darles lo mejor. Y si lo mejor es eso, el día que tenga que volver la idea es instalarse ahí.
-Además está cerca de la Argentina.
-Sí, claro. Mis viejos van cuando quieren, mis amigos hasta viajan en auto, se cagan de risa. Así que obviamente mi futuro tiene mucho que ver con esa decisión.
ASI LO VI
FEDERICO DEL RIO (Enviado de Olé a Orlando): "La naturalidad de un líder"
“La hacemos acá nomás”. Fiel pibe de barrio, D’Alessandro prefiere sentarse en el piso alfombrado de uno de los pasillos del hotel más que en alguno de los tantos sillones que hay alrededor. Se siente más cómodo así, como si la charla fuera sobre cualquier cordón de las calles de La Paternal. Ese fue y es su lugar en el mundo, aunque los ocho años en Porto Alegre le hicieron conocer otra ciudad a la que piensa volver para instalarse. A los 35, el Cabezón mantiene alta la temperatura de su sangre, pero se lo nota maduro, consciente de la realidad que viven él, su familia, sus amigos y también la sociedad que lo rodea. Los hijos son sagrados y están por encima de la pelota. Por eso, aunque no lo dice, da la sensación de que serán sus últimos seis meses en River.
Volvió, sobre todo, porque tenía la obsesión de todo hincha millonario por la Libertadores. Quería verse en la foto como su amigo Cavenaghi, besando una Copa que ya había ganado con el Inter, pero que deseaba conseguirla con la banda roja en el pecho. Ahora se pone la zanahoria de la Copa Argentina para demostrar, como él dice, que no vino “al pedo”. Para eso se está preparando con una exigencia máxima, como si tuviera 17 más que 35, transformado rápidamente en uno de los líderes del grupo.
La charla se extiende y llega la hora del almuerzo. “Si querés, como y seguimos”, propone Andrés y cumple. Otra vez en el piso, obviamente. Porque si algo no perdió el 10 vestido de 22 es esa naturalidad de mostrarse como es sin fingir ninguna postura.
Fonte Diário Olé
Fotos: El Gráfico, River Plate e Acervo Blog
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